O de cómo transformar plomo en oro; o moléculas en pura vida; o letras en lágrimas; o notas en vellos de punta
lunes, 24 de marzo de 2014
Abramos la semana
Hoy escuchamos un Preludio y Fuga, el BWV 548, en Mi menor. Lo escuchamos en interpretación del siempre maestro Karl Richter. Hacía tiempo que no admiraba una obra de Bach al órgano, que no me maravillaba con todos sus aspectos. Esa maestría en el contrapunto durante toda la obra, ese uso del pedalero casi igual de virtuosísticamente que los teclados de mano, a causa de lo que llegaron a decir que Johann Sebastian Bach era capaz de interpretar al pedalero del órgano lo que muchos clavecinistas no podían interpretar con las manos. Sin más, a disfrutar.
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